Ciencia para Los Derechos Humanos

Marzo 2020

Por Juliana Reves Szemere


Entre los años 1976 y 1983 Argentina se desangró en su última dictadura militar, que dejó a su paso 30.4001 desaparecidxs y 500 niñxs apropiadxs por el Estado y las fuerzas armadas.

Una de las mayores figuras de resistencia en esos siete años de horror, persecución y terrorismo de estado fueron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Mujeres, que impulsadas por el amor a sus hijxs y nietxs y la desesperación de querer saber qué pasó con ellxs, salieron a luchar exigiendo su aparición con vida, y el juicio y castigo a lxs culpables. Reclamos que siguen vivos.

Entonces, ¿cómo se conjugan la ciencia y la lucha por los derechos humanos en Argentina y en el mundo? En esta historia, a partir de la colaboración y solidaridad entre mujeres.

Cuando terminó la Dictadura, las Abuelas salieron a buscar a lxs 500 nietxs apropiados. Para poder avanzar en la búsqueda era necesario contar con herramientas que permitan establecer la identidad de cada nietx. En el año 1983 sólo era posible determinar, a partir de análisis de ADN (estudio genético), la filiación de primera generación (es decir, de padres o madres), pero no de dos generaciones (abuelas y abuelos).

Como en muchos casos lxs progenitorxs de lxs nietxs estaban desaparecidxs, no era posible usar esas pruebas genéticas como prueba para la justicia. Las Abuelas no se quedaron quietas y acudieron (entre otras cosas) a la ciencia para tener más herramientas en la búsqueda de sus nietxs. Así fue como llegaron a la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, que conformó un grupo de científicos de EEUU conducidos por Mary-Claire King (genetista estadounidense que trabajaba en cáncer de mama) y Clyde Snow (antropólogo forense).

Comprometida con esta lucha, Mary-Claire desarrolló el test de abuelitud. Este test estuvo listo en 1984 y se convirtió en una herramienta esencial en la identificación de lxs nietxs recuperados. Ese mismo año se utilizó esta nueva técnica para la recuperación de nietas y nietos. En 1987 se creó en Argentina el Banco Nacional de Datos Genéticos, que desde entonces se encarga de resolver la filiación de lxs niñxs apropiadxs durante la última dictadura y garantiza la conservación de los perfiles genéticos de cada uno de los miembrxs de las familias que sufrieron el secuestro y desaparición de algúnx integrante.

A la izquierda, la investigadora Mary-Claire King, a la derecha Nélida Navajas y Estela de Carlotto, integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo

Por el lado de la antropología, Clyde Snow propulsó la formación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). El equipo fue fundado por Patricia Bernardi en 1984, antropóloga de la Universidad de Buenos Aires, quien convocó a sus compañerxs de la facultad. Este equipo tenía el objetivo de encontrar e identificar los cuerpos de las miles de personas asesinadas por la dictadura.

Los avances en genética de Mary-Claire King, impulsados por las Abuelas de plaza de Mayo, también fueron útiles en la identificación de desaparecidxs en toda América. Además, el EAAF hoy es uno de los equipos de antropología forense pioneros en el mundo, que trabaja en Latinoamérica, África, Asia y Europa.

La relación entre las investigaciones de King y del EAAF y la lucha por los Derechos Humanos son un claro ejemplo de lo que es posible cuando la ciencia está al servicio de los pueblos y no de los intereses hegemónicos. En palabras de la investigadora, “la genética es una herramienta y como cualquier herramienta se puede usar para el bien o el mal. Un martillo se puede utilizar para construir o para matar", asegura King. E ilustra: "Nosotros usamos la genética para construir casas indestructibles para el regreso de los niños robados".



1 Aproximadamente 400 personas LGBTIQ+ fueron excluidas del Nunca Más por orden de la iglesia católica. No formaron parte de la querella en los juicios. Fueron personas negadas. Son 30400, ¡pidamos Memoria, Verdad, Justicia e Inclusión!


Fuentes: