“Hacen falta más mujeres, porque no podemos ser todas Marie Curie, ser todas una científica exitosa”
“No sé por qué estamos divididos en géneros, porque en realidad tampoco somos dos”
Alejandra nació en 1959 en Campamento Vespucio, Salta. Su padre era ingeniero y trabajaba en YPF en Campo Duran. Allí realizó hasta primer grado en una escuela pública de Aguaray, donde concurrían también miembros de la comunidad wichi. Debido al trabajo de su padre, su familia se mudó a la localidad de San Lorenzo, Santa Fe. Allí pudo continuar con su educación y recibirse del colegio secundario en el año 1976. Ella siempre fue muy curiosa y en el momento de elegir su carrera universitaria, estaba entre algunas otras más cercanas a las ciencias sociales, como ciencias políticas, antropología o literatura. Aunque siempre fue buena en matemáticas y también le atraía mucho la estructura lógica de las ciencias exactas. El golpe militar del 76 impactó decidiendo, en cierta manera, el rumbo de su vida. Todas las carreras de humanidades cerraron y esto la llevó a decidirse por estudiar ingeniería en Rosario. Formó parte del primer grupo que tuvo que rendir examen de ingreso con los militares. Para entrar a la Universidad, todos los días se palpaba a los estudiantes y les pedían el documento. En su tercer año, mientras atravesaba una crisis con la carrera,una compañera suya, le pidió ayuda para rendir el examen de ingreso al Balseiro y le sugiere prepararlo juntas. Finalmente, entraron ambas al Instituto en 1980.
Aunque disfrutó su estadía en el Instituto Balseiro, la describe como una experiencia dura. Hace 40 años, estar en una facultad tan masculina no era fácil, sumado a la presión de tener que aprobar para poder seguir cursando y al acoso verbal y sexual permanente que sufrían las mujeres por parte de sus compañeros hombres. Ella dice: “Uno tenía que ser un hombre más en muchas cosas”. “Te hacían una broma de bienvenida, que era un maltrato. El día que cumplías años te sacaban todo el cuarto afuera. Tuve que ser más masculina que los hombres para poder sobrevivir”. En su camada eran sólo nueve mujeres de las cuales seis perdieron la beca el primer cuatrimestre. Históricamente el porcentaje de mujeres es del 10%. Actualmente estos números están cambiando.
El 13 de diciembre de 1983 le otorga su título de Licenciada en Física, el primer gobernador elegido democráticamente —su camada fue la primera en recibirse en democracia—. La carrera universitaria de Alejandra transcurrió totalmente durante la dictadura. Una vez obtenido su título, obtuvo una beca y comenzó su doctorado en un grupo de investigación dedicado a la metalurgia, también en el Instituto Balseiro. En 1985 se dio cuenta que no le gustaba el trabajo de investigación, ni el ambiente y, a su vez, por cuestiones familiares se mudó a Mar del Plata, donde tuvo a su primer hijo, en 1986. Luego de 2 años de dedicarse exclusivamente a la familia, Alejandra se acercó al grupo de metalurgia de la Facultad de Ingeniería de Mar del Plata y comenzó a investigar con ellos. Nace su segundo hijo y comienza un nuevo doctorado, en este caso con un cargo de dedicación simple, aplicando en este marco todo el trabajo teórico que había iniciado en Bariloche. Además, en 1986 comenzó a dar clases en escuelas secundarias y descubrió que su vocación realmente era la docencia. Obtuvo otro cargo simple como Jefa de trabajos prácticos en la Facultad de Ingeniería en las materias de física, donde hasta el momento sólo había dos profesoras mujeres, una jefa de trabajos prácticos (Alejandra) y sólo dos ayudantes. Fue docente interina de la carrera de ingeniería de la Facultad de Mar del Plata durante veintisiete años. Recientemente, ganó un cargo regular.
Entre 1997-1998, Alejandra inició los laboratorios experimentales de física como complemento de en las carreras de ingeniería en la UNMdP, que previamente no existían, siendo carreras únicamente teóricas. En un primer momento, les alumnes realizaban dos laboratorios complementarios para los parciales. Eran aproximadamente 100 alumnes, y sólo dos profesores se hacían cargo de los laboratorios y no contaban con el apoyo de las autoridades de la facultad ni con presupuesto. De hecho, algunos de los materiales los pagó ella de su propio bolsillo. Por ello, algunas prácticas al principio eran sólo demostrativas y sólo para física 2 y física 3.
En 2001 estuvo presente durante el proceso de acreditación de las carreras de ingeniería, donde les sugirieron agregar mayor física experimental para poder avanzar con el proceso de acreditación. Este hecho, hizo que se ponga más presión en la creación de cátedras experimentales, de lo cual Alejandra se hizo cargo totalmente. Con los recursos con los que se contaba, era una tarea prácticamente imposible. Pero la acreditación logró que la universidad le diera 2 ubacs para poder armar las materias experimentales, así como también más espacio. En 2004, finalmente se hizo la acreditación de la CONEAU. Ella siempre se encargó de armar los laboratorios experimentales y actualizarlos a lo largo de los años.
Actualmente tiene un cargo de dedicación simple en la Facultad de ingeniería donde es la responsable de física experimental que se da para todas las carreras que tienen física.
Con respecto a la educación en secundaria, actualmente es la única profesora de física, en un total de seis docentes de ese área, en el colegio Illia. Durante toda su carrera profesional combinó la investigación en física y docencia, lo que la llevó a realizar varias publicaciones sobre metalurgia y sobre problemáticas relacionadas con la docencia.
Gracias a la docencia en nivel secundario, a través de los años, siempre estuvo muy comprometida con las olimpíadas regionales de física. Alejandra es una persona muy dedicada a sus alumnes, a lo largo de los años preparó —y prepara— estudiantes para que participen de las olimpíadas de física. En Mar del Plata, las olimpíadas las empezó otro profesor de física. Desde que Alejandra se sumó a la organización, siempre estuvo en la organización y tiene una trayectoria de más de veinte años en la organización de las mismas. Para eso, da clases para preparar a les alumnes y arma los exámenes de la olimpíada local. Ella cree que las olimpíadas son un excelente espacio para pensar cómo se enseña la física en nuestro país, más allá del incentivo que significa ganar. Cree que siendo un espacio para jóvenes, es un buen lugar para derribar estereotipos de género alrededor de las ciencias, notando que ya son muy claras las diferencias en alumnes de secundario. Actualmente, debido a las diferencias abismales en los temarios de enseñanza provinciales y nacionales trata de trabajar en la participación de los alumnos, buscando que se tenga en cuenta estas diferencias. Hoy en día hay olimpíadas de física y también juegos de física sólo a nivel nacional. Alejandra siempre ha luchado para que las olimpiadas sean más inclusivas en género y regionalidad, y sigue trabajando y proponiendo nuevas ideas para ello.
Algunas frases de Alejandra:
“Mi papá me decía “lo peor que podés ser es profesor universitario, porque son los que se quedan ahí sin avanzar en nada”.
“No sé por qué estamos divididos en géneros, porque en realidad tampoco somos dos”
“Hacen falta más mujeres, porque no podemos ser todas Marie Curie, ser todas una científica exitosa. También es frustrante. Por qué no aceptamos que haya niveles en la ciencia como hay niveles en inglés?
“Estar en un ambiente en el cual casi siempre se siente el acoso es muy difícil”
“La vida no puede ser solo la maternidad”
“Mi profesor de física experimental de Rosario decía que las mujeres no podíamos ser físicas, entonces a las mujeres nos ponía dos puntos menos.”
Fuente: Entrevista personal realizada por Lucila Alvarez Zuzek. Biografía escrita por Cecilia Zaza y Lucila Alvarez Zuzek en el marco de una colaboración entre la Subcomisión de Género de la Asociación de Física Argentina y Científicxs Feministas. Ilustración de Rosario “Saio” Álvarez.