Dian Fossey

Ilustración: Yael Ponieman (@atelier.by.po)

Dian Fossey

“Cuando te das cuenta del valor de la vida, uno se preocupa menos por discutir sobre el pasado, y se concentra más en la conservación para el futuro”

Dian Fossey nació en 1932 en San Francisco, Estados Unidos, se graduó en Terapia Ocupacional en la Universidad Estatal en California y se dedicó inicialmente al cuidado de niñxs y enfermxs en Kentucky. Pero tenía una motivación, asociada a los gorilas, que la distraía de la terapia y de lxs niñxs que atendía.

En 1963 viajó a África, donde conoció al arqueólogo y antropólogo británico Louis Leakey y pudo observar a los gorilas en su hábitat natural. A pesar de no tener formación científica, él confió en Dian para las tareas de observación e investigación de gorilas porque "prefería a alguien que se saliera de los patrones académicos". A sus 35 años, tuvo la posibilidad de viajar al Congo, pero la revolución política del momento obligó a Dian a instalarse en Ruanda para continuar con sus investigaciones. Allí, cerca de las fronteras con Zaire y Uganda, fundó el Centro de Investigación Karisoke, que funcionó desde 1967 hasta 1980, a veces acompañada por investigadores o lugareños, pero mayoritariamente sola.

Para investigar a los simios y poder acercarse tuvo que ganar su confianza, imitando su comportamiento, desde sus movimientos hasta sus sonidos y gestos para comunicarse. Una vez integrada, investigó la estructura social dentro de los grupos de gorilas, las estrategias reproductivas de los animales, sus personalidades e incluso generó lazos emocionales con algunos de ellos. Por sus descubrimientos, en 1974 obtuvo el grado de Doctora en Zoología por la Universidad de Cambridge.

Segura de que los gorilas estaban al borde de la extinción, para protegerlos, adoptó posturas extremas sobre la conservación de la especie. Diane enfrentó violentamente a los cazadores furtivos y pigmeos Batwa que los mataban y hasta fue contra el propio gobierno que no los protegía de las cacerías ilegales o que permitía la comercialización de crías. También pedía a los investigadores que visitaban el Centro Karisoke que “se olvidaran de la ciencia, cogieran armas y se dedicaran a patrullar o a buscar furtivos". Hizo creer a los aldeanos y turistas que era una bruja y, para que no molestaran a los simios, compró máscaras para ahuyentarlos.

Mientras tanto, sus reportajes publicados en la revista National Geographic empezaron a concienciar a miles de personas. En 1983 publicó Gorilas en la niebla, donde expone sus observaciones y su relación con ellos en todos sus años de estudio. Su trabajo contribuyó, en gran parte, a la recuperación de la población de gorilas y a la desmitificación de su comportamiento violento.

Fue asesinada brutalmente en su campamento el 26 de diciembre de 1985, presuntamente, a manos de cazadores furtivos.