Ilustración: Rachel Ignotofsky (@rachelignotofsky)
“Cuando las personas tienen sesgos y prejuicios hacia mí, soy consciente. No entierro la cabeza como el avestruz. Mi postura es que, si no puedo trabajar contigo, trabajaré a pesar de ti. No voy a desanimarme tanto como para irme. Esa puede ser la solución para otras personas, pero no es la mía”
Annie Easly nació en Estados Unidos en 1933. Fue farmacéutica, matemática, informática y científica espacial. Desde pequeña ella y su familia lucharon por su educación, ya que además de ser mujer, fue negra en un Estados Unidos en donde los negros tenían muchos menos derechos que los blancos, en particular la educación era muy diferente para niñxs blancos y niñxs negros. Annie creció con su madre diciéndole que ella podía ser lo que quisiera, pero tendría que esforzarse. Fue la mejor alumna de su graduación en la escuela secundaria y luego estudió farmacia en una universidad de Nueva Orleans. En 1954 volvió a su ciudad natal en Alabama y como no pudo continuar ahí con su carrera de farmacia, en 1955 comenzó a trabajar para la NACA (National Advisory Committee for Aeronautics) en Cleveland (Ohio) como matemática e ingeniera informática. Cuando la contrataron, fue una de lxs cuatro afroamericanxs, dentro de 2500 personas, trabajando ahí. Mientras trabajaba, Annie se mantuvo en formación constante y en 1977 se licenció en Ciencias Matemáticas. Luego fue instructora en cursos de formación de la NASA. La carrera de Annie duró más de treinta años. Ella estuvo involucrada en el desarrollo e implementación de programas informáticos para el estudio de energía alternativas. También dio soporte al cohete Centauro. Sus aportes sobre la energía incluyeron estudios de desarrollo de baterías de gran capacidad de almacenamiento, como las que se usan hoy en los vehículos eléctricos.