Ilustración: Rachel Ignotofsky (@rachelignotofsky)
“Viví y trabajé bajo tres supuestos básicos: 1) No existe problema en la ciencia que pueda ser resuelto por un hombre y que no pueda ser resuelto por una mujer. 2) En todo el mundo, la mitad de los cerebros pertenecen a mujeres. 3) Todos necesitamos permiso para hacer ciencia, pero por razones profundamente arraigadas a la historia, este permiso se otorga más a menudo a los hombres que a las mujeres” Vera Rubin (1928-2016).
Desde niña, Vera Rubin mostró un gran interés en el movimiento de las estrellas. Vera nació en 1928 en Pensilvania. Su padre la animó a seguir con su pasión, ayudándola a construir un telescopio y acompañándola a reuniones de astrónomxs aficionadxs. En 1948 fue la primera mujer graduada en Astronomía en la Universidad de Vassar tras lo cual intentó inscribirse en la Universidad de Princeton, donde la rechazaron por ser mujer. En 1954, obtuvo su doctorado en Física en la Universidad de Georgetown. Estudiando el movimiento y el brillo de las galaxias espirales en el Instituto Carnegie de Washington, observó que las estrellas de los bordes se movían tan rápido como las del centro violando las leyes del movimiento de Newton, contradiciendo la mecánica clásica, a menos que existiera algún tipo de materia invisible. Aunque su trabajo fue desestimado en ese entonces, fue confirmado 15 años después y ahora constituye la base del estudio de la estructura a gran escala del Universo. En la reunión de la Sociedad Estadounidense de Astronomía de 1975, Vera Rubin y Kent Ford anunciaron a la comunidad científica que la mitad de la masa contenida en las galaxias espirales no era visible sino que estaba presente en forma de “materia oscura”. Desde entonces, Vera y su equipo han observado más de 200 galaxias y calcularon que aproximadamente el 90% de la materia del Universo es “materia oscura”, no visible, pero detectable por el efecto gravitacional que produce. Junto a su hija, Doctora en Física, publicó varios artículos científicos. Una larga trayectoria que le valió varios doctorados Honoris Causa, fue miembro de varias academias y sociedades, como la Academia Nacional de Ciencias y obtuvo varios premios, como la Medalla Nacional de Ciencias o la Medalla de Oro de la Real Sociedad Astronómica.