Ilustración: Rachel Ignotofsky (@rachelignotofsky)
Alice Ball nació el 24 de julio de 1892 en Seattle (EEUU) y falleció en 1916, vivió solo 24 años. Es reconocida por haber desarrollado un tratamiento para la lepra cuando era estudiante de posgrado en la Universidad de Hawai. Este tratamiento se convirtió en el más utilizado hasta que en los años 40 se crearon los primeros antibióticos. Su trabajo no fue reconocido por la Universidad, sino hasta nueve décadas después de su muerte.
Alice terminó sus estudios secundarios en Seattle y luego se graduó en Química Farmacéutica en la Universidad de Washington. Luego, en la la Universidad de Hawái se convirtió en la primera mujer y en la primera afroamericana en obtener un título de máster. En esta universidad comenzó a trabajar como profesora de Química, siendo nuevamente la primera mujer y la primera afroamericana que obtuvo ese puesto. Fue en este momento cuando comenzó sus investigaciones sobre el tratamiento para la lepra (una enfermedad infecciosa que afecta a la piel, los nervios y las mucosas)
Durante siglos, médicos habían estado aplicando aceite de chaulmoogra, una especie de árbol, como principal tratamiento, pero con un éxito moderado: por un lado, podía aplicarse sobre la piel, de forma que proporcionaba alivio pero no penetraba lo suficiente como para tener un efecto profundo; por otro, podía inyectarse, pero al no ser soluble en agua, causaba sufrimiento a los pacientes. Ball logró extraer los principios activos del aceite de chaulmoogra, y con ellos creó el primer remedio soluble en agua y por tanto fácilmente inyectable. A causa de la inhalación de gases tóxicos durante su trabajo, enfermó gravemente y murió a los 24 años.
Ball nunca llegaría a ver su método en aplicación y casi le usurpan la autoría de su trabajo. El científico Arthur L. Dean fue quien continuó sus investigaciones y trató de publicar los resultados con su nombre, pero el ex jefe de Alice (doctor Hollman), se encargó de otorgar el reconocimiento a la verdadera autora.
Aunque este método no era una cura, fue un gran alivio para los enfermos de lepra, y el único tratamiento efectivo hasta que se desarrollaron los primeros antibióticos para la enfermedad en los años 40. A pesar de ello, el nombre de Alice Ball pasó desapercibido durante décadas hasta que en el 2000 la Universidad de Hawái le realizó el homenaje que merecía: desveló una placa en su honor junto al único árbol de chaulmoogra que existe en el campus.
Fuente: https://bit.ly/2VwyHS6