Joan Beauchamp Procter

Ilustración: Rachel Ignotofsky (@rachelignotofsky)

Joan Beauchamp Procter

“¿Por qué una mujer no debería encargarse de una exposición de reptiles? Las mujeres en mi país y en todo el mundo trabajamos en todo tipo de empleos y profesiones”. Joan Beauchamp Procter (1897-1931)

Realizó un trascendental trabajo taxonómico e importantes e innovadoras contribuciones a la práctica veterinaria y las exhibiciones de zoológicos. También escribió artículos sobre zoología, a nivel científico y de divulgación. Nació en Londres en 1897 y su crianza se basó en las artes y las ciencias. De pequeña se interesó en anfibios y reptiles, teniendo como mascotas serpientes, lagartos y hasta cocodrilos. Aunque no ingresó a la universidad, estudió zoología y trabajó en el Museo Británico de Historia Natural publicando artículos científicos sobre víboras de América, descubrimientos de nuevas especies y en 1917 fue elegida como miembro de la Sociedad Zoológica. Continuó sus investigaciones y publicaciones sobre la anatomía, clasificación y hábitos de los reptiles y anfibios combinando su estilo artístico con precisión científica para los dibujos. Trabajó para la Sociedad Zoológica de Londres como la primera curadora de reptiles en el Zoológico de la misma ciudad. En 1927 inauguró la Casa de Reptiles, diseñando acuarios y hábitats acordes para las distintas especies y utilizando tecnologías innovadoras. Joan se convirtió no solo en experta en el manejo rutinario de animales como grandes pitones, cocodrilos y dragones de Komodo, sino también en el tratamiento de enfermedades y diseño de procedimientos veterinarios. A través de sus publicaciones y correspondencia con otrxs científicxs, fue reconocida internacionalmente como una importante herpetóloga y en 1931, recibió un doctorado honorario en ciencias por la Universidad de Chicago, en reconocimiento a sus logros. Mostró gran determinación y buen humor, pero todos sus logros fueron en un contexto de dolor constante ya que padecía de una enfermedad crónica. Continuó trabajando de forma intermitente, hasta que falleció de cancer a los 34 años. Dos especies de reptiles “procterae” han sido nombradas en su honor: una serpiente y una tortuga.