La cazadora de ondas gravitacionales

Mayo 2021

Entrevistamos a Gabriela González

Ilustración: Yael Ponieman (@atelier.by.po)

Gabriela González nació en la ciudad de Córdoba (Argentina) en 1965. Estudió Física en la Universidad Nacional de Córdoba, donde comenzó sus estudios sobre la teoría de la Relatividad General que Einstein postuló en 1915. En 1988 obtuvo su título de grado y un año después comenzó sus estudios doctorales en la Universidad de Siracusa (Nueva York, EEUU). Allí empezó a conocer los planes de un experimento llamado LIGO usando detectores kilométricos en un experimento diseñado para hacer astronomía usando una de las tantas predicciones de la teoría de la relatividad que todavía no estaba comprobada. Esto le interesó tanto que cambió su doctorado teórico por uno experimental, bajo la tutela de Peter Saulson. Luego de doctorarse en 1995, fue a trabajar con Rainer Weiss al MIT en el diseño de la primera generación de detectores de LIGO. Desde el año 2001 trabaja en la Universidad Estatal de Luisiana y en el año 2011 fue elegida líder y vocera de la Colaboración Científica LIGO, lo cual la puso al frente de una de las conferencias de prensa más importantes en la historia de la Astrofísica: el anuncio en 2016 de la primera detección de ondas gravitacionales, predicción que ni el propio Einstein creía que podría llegar a verificarse experimentalmente.

CF: ¿Qué es lo que te atrajo de la física y, en particular, de la astrofísica?


Gaby: Siempre me gustó la matemática desde la escuela primaria. Mis padres se ocuparon mucho de la educación mía y de mi hermano y nos mandaron a muy buenas escuelas. Cuando vieron que a mí me gustaba la matemática y que me gustaban los juegos de ciencia que me regalaban, buscaron para mí una escuela técnica con especialidad en química que quedaba en la otra punta de la ciudad. Me llevaba mi papá en auto, 45 minutos, todos los días. Lo que más me gustaba de la química era cómo los átomos se unían para formar moléculas y cómo los protones estaban en el centro de los átomos y por fuera los electrones, que no eran partículas sino que eran nubes… y eso era física. El hecho de que todo esté hecho de átomos (las plantas, las personas, los metales, las estrellas) para mí quería decir que la física explicaba todo. Y si yo aprendía física en la universidad, iba a entender todo. Así de ingenua como era (no existía internet en esa época, yo leía el diario y veía Cosmos) no tenía idea que existían los investigadores. Uno siempre ve a inventores en las películas y no tanto a científicos… Así que fui a la universidad a aprender “todo”. Esa era mi idea. No planeaba muy bien el futuro... ¿Qué iba a hacer con todo eso que aprendiera? Después fui a la universidad (FAMAF, Universidad de Córdoba) y ahí me di cuenta que los profesores eran también investigadores, que no todo estaba en los libros, que ellos estaban no sólo respondiendo preguntas que todavía no tenían respuesta, sino inventando nuevas preguntas. Y eso me encantó todavía más y dije “ahora quiero ser investigadora y profesora”.

Primera página del artículo original de 1917 donde Einstein postuló la Teoría de la Relatividad General.

Luego, tenía que elegir un tema para la Tesis de Licenciatura y la Relatividad General me costaba, era difícil, pero era lo que más me gustaba. La hice con un grupo que era uno de los pocos de Argentina que estudiaba Relatividad. Y eso me llevó también a encontrar a mi marido (Jorge Puli). Él estaba haciendo el doctorado en Bariloche pero quería trabajar en Relatividad General y allá no había un grupo que estudiara eso, así que decidió volver a hacer investigación en Córdoba en el grupo en el que estaba yo. Nos gusta decir que probamos que Einstein se equivocaba… tengo un poster de Einstein en casa que tiene una cita que dice que “no se debe culpar a la teoría de la gravedad porque la gente caiga en los brazos del amor”, ¡pero nosotros sí lo culpamos! Jorge se doctoró y le dieron una beca de postdoctorado en un grupo muy importante en la Universidad de Syracuse, en Nueva York, Estados Unidos, y entonces nos fuimos.

Al principio, era por un par de años (las becas de posgrado suelen ser por dos años). Yo estaba empezando mi doctorado, que lo iba a empezar en Córdoba, y dije "voy, tomo cursos de doctorado allá que me van a venir muy bien y después volvemos". Pero hubo varias razones para que nos quedáramos. Una de esas fue la crisis económica del ‘89, que no fue tan grande como la del 2001, pero fue muy grande también, y entonces decidimos que yo terminara mi doctorado en la universidad de Syracuse, que lo había empezado en Relatividad General, pero cuando lo estaba empezando contrataron en la universidad a un profesor que estaba trabajando en este proyecto LIGO, con Rai Weiss del MIT. El proyecto recién se había aprobado y a mí me encantó. Empecé a trabajar con él y cambié de nuevo, cambie de física teórica a física experimental, lo cual me costó un par de años con mi doctorado porque tuve que aprender muchas cosas nuevas. Me doctoré en el ‘95, ya hace varios años, y desde entonces ya no cambié más. Dentro del ámbito de ondas gravitacionales he hecho muchas cosas distintas: he trabajando en prototipos, he trabajado en el sistema de suspensión, en el sistema de alineamiento de los espejos, en diagnóstico de datos, en análisis de datos... Me gusta cambiar dentro de lo que se hace en el proyecto, pero ha sido siempre en el campo de ondas gravitacionales.


CF: Es muy bueno también porque pasaste de una parte más teórica a algo más experimental y dentro de lo experimental fuiste rotando entonces tenés como una visión muy completa del experimento.


Gaby: Sí, tengo una visión muy amplia, dentro del campo de ondas gravitacionales. No tengo una visión tan amplia como otros científicos que van y hacen un doctorado en un tema y después hacen un postdoctorado en un tema ligeramente distinto y después empiezan como profesores otro tema ligeramente distinto. Yo no tengo esa amplitud, es decir conozco mucho, mucho, de ondas gravitacionales, pero no tanto de otros temas en física. Las dos cosas hacen falta, hacen falta distintas personas con distintas experiencias haciendo física.

(Crédito de la Foto: Boston Atlantic Photography)

CF: Dentro de los diferentes ámbitos en los que te desarrollaste, ¿sentiste alguna vez que hubo algún trato diferente hacia vos por ser mujer?


Gaby: Sí, muchas veces, pero tengo que decir que mirándolo en retrospectiva no me afectó de la manera en que le afecta a otra gente y como sé que puede afectar a otra gente. Es totalmente dañino, por supuesto, aún ahora. De hecho, varias veces, alrededor de… bueno, creo que las puedo contar con dos manos, hubo profesores con mucha experiencia, que yo respetaba mucho, que alrededor mío, sabiendo que yo estaba allí escuchando, decía cosas como “las mujeres no pueden hacer física y no saben hacer física”, sin explicar mucho por qué. Absolutamente falso, pero no era que postularan una discusión sobre el tema, era algo que ellos creían absolutamente y eso a mí en lugar de provocarme a discutir con ellos (creo que nunca discutí este tema así directamente con personas que lo dijeran) me hacía perder el respeto por esa persona. Realmente perdí el respeto por gente que antes admiraba. Pero además pensaba “eso a mí no se me aplica porque yo soy física” o “yo sí puedo hacer física” y me daba como ganas de probar que estaban equivocados, ¡que lo hice! Pero es terrible, este ambiente es un ambiente en el que todo un sector, la mitad de la población, es discriminada de esa manera y eso afecta a muchísima gente. Hay muchísimas chicas que escuchando eso piensan “para qué me voy a dedicar a la física, me dedico a algo en lo que me respeten más”.

CF: Y el hecho de ser además extranjera (y latinoamericana), ¿lo sufriste alguna vez?


Gaby: Sí, en realidad hay un poco de discriminación pero también de admiración por científicos extranjeros en Estados Unidos porque hay muchos científicos extranjeros. Estados Unidos es una atracción de talento y yo creo que el país está sufriendo en este momento porque está perdiendo talento que ha dejado de atraer por las tendencias culturales y políticas de los últimos años. Así que en el ambiente científico no, no me he sentido discriminada por ser extranjera o por ser latinoamericana, pero sí veo esa discriminación entre la gente joven. No con los que vienen a hacer ciencia a Estados Unidos, a esos en general se los aprecia mucho, si no a chicos que son hijos de extranjeros o hispanos o negros creciendo en Estados Unidos. A esa gente sí se la discrimina muchísimo y eso los números lo muestran. La discriminación ya no es tan explícita... Hace muchos años que yo no escucho a nadie decir que las mujeres no pueden hacer física, no creo que no haya gente que lo piense, sino que ya queda mal decirlo, está prohibido, no legalmente, pero socialmente. Pero se dicen muchas otras cosas, sobre todo en Twitter y en Facebook, cosas terribles que se dicen en contra de mujeres, pero mucho acá en Estados Unidos va en contra de todo lo que sea diferente, homofobia, racismo, eso todavía existe.


CF: ¿Y crees que en el ámbito científico es un poco mejor la situación (en el sentido de que hay menos discriminación), por la causa que sea, o te parece que siguen las tendencias de la población general? ¿Cuál es tu percepción?


Gaby: Me gustaría decir que en ciencia hay menos discriminación que en otras áreas, pero no tengo los datos. Y no me sorprendería que no fuera cierto y te digo por qué. Porque dentro de la ciencia la física se considera una ciencia dura, una ciencia que es objetiva. Son las leyes de la naturaleza y la naturaleza no tiene género, no tiene raza. Entonces no puede haber racismo, por ejemplo, en las leyes de la física, y tampoco en los físicos porque los físicos hacen física. Y en realidad sí, hay. Cuando ves los números, por ejemplo, acá en Estados Unidos, la física es la ciencia que menos fracción de mujeres tiene: nada más que el 20%, como ingeniería y computación. Todas las otras ciencias están entre un 40-60% de mujeres, incluso otra ciencia dura como matemática... y no es entonces por ser una ciencia dura, la matemática es más difícil que la física y sin embargo en matemática hay más mujeres que en física. Que la ciencia sea más analítica no quiere decir que haya menos discriminacion, lamentablemente.


CF: Sí, en definitiva lxs científicxs también somos seres sociales, ¿no?


Gaby: Exactamente.

CF: Bueno, cambiando un poquito de tema y volviendo un poco al hecho de trabajar en una colaboración científica internacional… ¿Cuál es tu experiencia al trabajar en un ámbito de este tipo, con tanta gente de tantos lugares diferentes en una colaboración? ¿Cuáles son las ventajas y/o desventajas, para vos, que traen este tipo de colaboraciones?


Gaby: La ventaja que empecé a apreciar cuando estaba haciendo el doctorado es conocer gente de otros países, conocer otras culturas... eso me encantó. Yo viviendo en Argentina había viajado poquísimo al exterior, había tenido una beca en un instituto en Italia justo antes de irme, había ido a Chile, a Brasil, pero no conocía muchas otras culturas. Es más, me acuerdo de haber ido a un congreso en México e impresionarme tanto de cuán distinta era la cultura en México, cuánto más amable era la cultura en México que la que yo conocía en Argentina y el hecho de que no sé, uno crece sin pensar en esas cosas. A lo mejor ahora que hay internet la gente piensa mucho más en estas cosas, pero el hecho de que haya culturas diferentes y que la gente crezca de manera diferente y que piense de manera diferente, que cocine de manera diferente, a mí me encanta, me produce muchísima curiosidad. Estudiando en el doctorado tenía compañeros israelíes, hindúes, europeos y nos juntábamos a cocinar y era todo distinto, era hermoso. Y en la colaboración es así y además con los congresos de la colaboración y conferencias de ciencia empecé a viajar muchísimo a otros países, otros continentes y eso me encanta. Colaborar con gente distinta, que además eso resulta en mejores resultados científicos y culturales, es impresionante. Eso es bellísimo y para mí es un elemento esencial de la ciencia, y de todo, ahora, trabajar con distintas culturas. Uno de los problemas que eso creó (y de eso me di cuenta sobre todo siendo la líder de la colaboración y organizando los congresos y resolviendo algunos conflictos que aparecían en los congresos) es que al haber distintas culturas hay distintas maneras de ser “bien educado”. Es decir, lo que en un país se considera buena educación en otro país es mala educación, en lo que en un país se considera normal en otro país se considera agresivo y esas interacciones entre distintas culturas a veces producen faltas de comunicación, que alguien se sienta ofendido cuando alguien no quiso ser ofensivo, o al revés.

Equipo de científicos de la Universidad Estatal de Luisiana (LSU) con France Córdova, la directora de la Agencia Científica de Estados Unidos (National Science Foundation) en la sala de control del Observatorio LIGO en Livington.(Crédito de la foto: LSU)

CF: A nosotras nos pasa mucho (ambas trabajamos en colaboraciones) así que compartimos todo lo que dijiste. Una cosa que nos da mucha gracia es la situación de cómo saludar a la gente. Nosotrxs damos besos, somos cálidxs, y de repente caes en el CERN (Centro de Investigación Nuclear Europeo) en Suiza donde hay gente de todos lados y vos te acercás un poco y ya te miran raro, pero también hay gente que se da tres besos, uno, ninguno, gente que se da la mano, se saluda de lejos... entonces hay un punto donde decís “bueno, como yo no sé de donde sos vos o qué es lo que te incomoda o no, te saludo de lejos por las dudas”. Son un montón de cosas muy curiosas pero es riquísimo todo lo que se aprende de hablar, de comer y también trabajar con gente de otras culturas porque, como decís vos, brindan visiones diferentes de las cosas. Las colaboraciones son importantísimas.

CF: Y ya que lo mencionaste, queríamos preguntarte ¿Cómo fue que llegaste a ser la líder de la colaboración? Además de que te tocó justo en ese momento tan maravilloso y ocupaste la posición durante muchos años.


Gaby: Sí, durante 6 años. En el ‘97 se creó la Colaboración Científica de LIGO y éramos unas 200 personas y unas 20 ó 30 instituciones de Europa, Australia y Estados Unidos. Al líder de la colaboración también se lo llama vocero (o spokesperson). Esto es una estructura heredada del área de física de partículas, en donde al líder se lo llama vocero porque es el que representa la voz de la colaboración, pero también es el líder o la líder científico. Rai Weiss fue el primer líder de la colaboración y lo fue durante 5 años. Cuando ya estábamos más organizados, decidimos que para elegir al líder íbamos a tener elecciones. Queríamos ser más democráticos y dar más representación a los diferentes sectores. También tenemos grupos de trabajo y decidimos que también íbamos a elegir esos líderes. Esto empezó en 2003. Ese año, empezó como líder Peter Saulson, quien fue mi director de tesis en la Universidad de Syracuse. Él fue quien me introdujo al agujero negro de las ondas gravitacionales. Los términos eran de dos años pero se lo reeligió en 2005. En 2007 se eligió a otro líder, que era un profesor de la Universidad de Florida y también se lo reeligió por otro término. Y en el 2011 me eligieron a mí. En estas elecciones siempre tenemos varios candidatos porque insistimos en que haya varios candidatos. No tenemos campañas políticas, pero sí tenemos una reunión en la cual cada candidato presenta ideas, una visión de qué es lo que falta hacer en los próximos años y de esa manera nos enriquecemos porque tenemos varias ideas y generalmente la persona que sale electa implementa las mejores ideas de todo lo que se ha discutido. No son competiciones, pero sí tenemos varios candidatos. Antes de ser líder electa, fui líder de uno de los grupos de trabajo que buscaba ondas gravitaciones de sistemas binarios. Después fui la líder de otro grupo de trabajo que hace diagnóstico de datos. Antes del 2011 ya había sido candidata en algunas elecciones anteriores y en 2011 se me eligió como vocera. Ahí fue cuando dejamos de trabajar con los detectores iniciales y empezamos a instalar la tecnología avanzada, pero todavía estábamos analizando los datos de LIGO iniciales. Así que a mí me tocaba prepararnos para esta nueva época. Serví dos términos tal como habían hecho todos los anteriores líderes. En Marzo de 2015, tuve que decidir si iba a ser candidata para un tercer término. Yo pensaba que no estábamos listos. Que no habíamos terminado de hacer lo que hacía falta y la verdad es que me daba un poco de vergüenza. Entonces me presenté como candidata prometiendo que ese iba a ser mi último término porque además me parecía un poco demasiado tener tres términos. Pero la gente me eligió y estuve ahí en el 2016. Tuve terror porque fue una gran responsabilidad. No estaba preparada para eso. No pensaba que se iban a detectar ondas gravitacionales en ese término. Pero además, hacer el anuncio fue realmente un honor tremendo. Y me dio una visibilidad que no me merecía más que antes de la detección pero ahora la tengo y la aprovecho para hacer divulgación de ciencia.

Gabriela durante la conferencia de prensa en la que se anunció por primera vez la detección directa de ondas gravitacionales el 11 de febrero de 2016.(Crédito de la foto: LIGO)

Pero además fue muy lindo porque el 11 de febrero de 2016, cuando hicimos el anuncio de la primera detección de ondas gravitacionales en Washington, fue la primera vez que se celebró el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, que se celebra ahora todos los 11 de febrero. Así que todos los 11 de febrero hago algo, doy una charla o participo en algún congreso para festejar ese aniversario. Es más, en un congreso que fue en España, había una chica que había trabajado en un grupo europeo para darle impulso a este día. Habían hecho una campaña para que este día fuera tendencia en twitter. ¡Y lo consiguieron! Hasta que nosotros hicimos el anuncio y encima con dos mujeres al frente. El anuncio lo hice junto con France Córdova que en ese momento era la directora de la Agencia Científica de Estados Unidos (National Science Foundation) y es astrónoma y latina. Así que el anuncio lo hicimos dos latinas.

CF: Qué imagen tan importante, ¿no? Porque cuando unx es chicx, la imagen del científicx es un hombre en una bata blanca. Ver en la tele a dos mujeres haciendo un anuncio así rompe mucho con esa imagen.


Gaby: Además que no hace falta ser genio. Hay muy, muy pocos genios en física, pero hacen falta muchísimos físicos.


CF: ¿Cúal es tu motivación para dedicarte a la divulgación?


Gaby: El bajísimo número de mujeres en física. El número de mujeres ha crecido increíblemente en ciencia, pero no en física. Argentina es uno de los países que tiene una de esas fracciones más grande y es 30%, que tampoco es algo de lo que estar muy orgulloso. A mí me parece que es un desperdicio de talento increíble. Muchas chicas piensan “¿para qué me voy a dedicar a algo en donde no veo gente como yo, donde me parece que me van a discriminar, donde parece que no me van a pagar muy bien?”. Y esa es la gente que más queremos atraer. Gente que tiene criterio, que sabe lo que quiere. Quiero mostrarles que hacer ciencia es divertido. Que las mujeres que hacemos ciencia la hacemos bien y con gusto. La situación económica depende de cada país. Sé que en Argentina ha sido y sigue siendo terrible para todos los científicos. Acá en Estados Unidos, a los estudiantes graduados se les paga un salario mínimo. Pueden pedir ayuda para la comida por los bajos salarios que tienen. Y los posdoctorados se pagan también bastante poco. Pero las posiciones para los físicos en la industria y en la academia están muy bien pagas.


CF: Es lindo lo que decís, porque nosotras, que hacemos un canal de divulgación científica, vamos por ese lado, por mostrar que las mujeres hacemos ciencia y que necesitamos ocupar esos espacios.


Gaby: Por ser mujeres no es que seamos menos físicas, menos libres. Hacemos ciencia tan bien como los hombres. Hay mujeres mediocres y hay hombres mediocres. Es independiente del género.

CF: Para terminar, ¿tenés algún consejo para aquellxs jóvenes que les interesa la ciencia o les gustaría hacer una carrera científica?


Gaby: Alimentar la curiosidad. A mí lo que me hizo llegar a donde llegué fue ser curiosa y no tener miedo de preguntar. Preguntaba quizás a veces demasiado. Y ahora creo que es más fácil ya que es más fácil el contacto con otras personas. Seguir la curiosidad y alimentarla. Sobre todo en los chicos. A veces les decimos “dejá de preguntar” y no es lo que hay que hacer. Hay que incentivarlos a que pregunten hasta que nosotros no sepamos qué contestarles. Y ahora es tan fácil mandar correos electrónicos a cualquier persona. Yo recibo correos de chicos que no conozco que me preguntan cosas y contesto porque a todos nos gusta que nos pregunten.

(Crédito de la foto: LSU)

Sobre todo también cuando estudiamos física. Muchas veces en los cursos se enseña como si todo se supiera. Por eso, en la escuela yo pensaba que todo se sabía. En los cursos se enseña lo que ya se sabe. Uno aprende a hacer problemas que otros ya han resuelto. Ya en la escuela aparece ese estereotipo de que no hay curiosidad por lo que no se sabe. No hay concepto de que hay cosas que no se saben todavía. Y eso es lo que tenemos que alimentar, nosotros como profesores. Es un montón y muy interesante todo lo que no sabemos, mucho más de lo que sí sabemos. Mientras más aprendamos, más nos damos cuenta de todo lo que no sabemos, que está buenísimo. La divulgación es importantísima, sobretodo, la divulgación feminista.

La imagen de la portada es una ilustración de la colisión de dos agujeros negros, produciendo ondas gravitacionales. [Crédito: National Science Foundation]