“La ciencia, para mi, explica parte de la vida. Hasta donde llega, se basa en hechos, experiencias y experimentos”
Rosalind Franklin nació en 1920 en Londres en el seno de una familia judía, pasó siempre con honores por el colegio y los estudios superiores, interesada en las ciencias exactas. Aunque necesito del apoyo de las mujeres de su familia para poder ir a la universidad ya que su padre estaba en desacuerdo de que siguiera estudiando, siguió su camino y se doctoró en Cambridge en 1945 de fisicoquímica rodeada de científicos importantes. Continuó con su posgrado en París donde se convirtió en una experta cristalógrafa de rayos X y publicó más de una decena de artículos. Posteriormente, volvió a su Londres natal y trabajó en el King´s College, donde contó con un equipo propio. Durante su estancia en esta institución, mejoró el aparato que se utilizaba para tomar fotografías de difracción de rayos X en el ADN, obtienendo una nitidez jamás lograda. Una de ellas es la famosa “Foto 51”. Esta foto contenía información nunca antes vista que era indispensable para imaginar la, hoy famosa, estructura de doble hélice del ADN. Uno de sus compañerxs del King's College, Maurice Wilkins, acercó los resultados de Rosalind a los científicos James Watson y Francis Crick. Con los resultadocomo punto de partida, los científicos propusieron el modelo helicoidal, publicándolo en la revista Nature. En ese artículo, simplemente mencionan a Rosalind Franklin de manera menor, dicendo: "…hemos sido estimulados por el conocimiento de la naturaleza general de resultados experimentales no publicados y las ideas de Wilkins, Franklin y sus colaboradores…". En la misma revista, Rosalind publicó un artículo muy técnico sobre sus imágenes, apoyando el modelo propuesto en el otro. En 1962, Watson, Crick y Wilkins recibían el Premio Nobel por sus estudios sobre la estructura del ADN. Ni Watson ni Crick mencionaron a Rosalind Franklin en sus discursos de aceptación.
Para cuando salió la revista en 1953, ya había empezado a trabajar en Birkbeck College sobre las estructuras moleculares de los virus de la polio y del mosaico del tabaco, dejando las investigaciones del ADN. Gracias a estos nuevos descubrimientos, su compañero de equipo y becario, Aaron Klug, ganó el Premio Nobel de Química en 1982. Todos los reconocimientos los obtuvo luego de su muerte. Por ejemplo en 2003, la Real Sociedad de Londres estableció el Premio Rosalind Franklin para contribuciones sobresalientes en ciencias naturales, ingeniería o tecnología.