El orgullo es una respuesta política

Junio 2021

Entrevista con Fran Bubani

Ilustración de Meli Scotti @fuemeli

El activismo es una forma de defensa, la visibilidad, el orgullo para las personas de la diversidad, para las disidencias, es una respuesta política a la discriminación y al odio

Fran Bubani es investigadora asistente del CONICET y docente en el Instituto Balseiro (IB) en Bariloche, Argentina. Además, forma parte de la comisión de género del Ministerio de ciencia y Tecnología (MINCyT). Fran es doctora en Ciencias de la Ingeniería y especialista en ingeniería mecánica. Nació en Brasil, estudió Ingeniería Mecánica en la Universidad Federal de Minas Gerais, vino a Argentina para realizar su Doctorado y desde 2016 trabaja como Investigadora en el CONICET. Su investigación se focaliza en el área de aleaciones con efecto de memoria, en Ciencia e Ingeniería de Materiales en el Centro Atómico Bariloche (CAB).

En esta entrevista hablamos con ella sobre su trabajo, sobre su transición de género y sobre la transfobia y los obstáculos que enfrentan las personas trans dentro del sistema científico y la sociedad en general.

CF: Sabemos que, si bien no se nota por tu tonada, sos brasilera.


F: Nací en Brasil, sí.


CF: ¿Cuándo viniste para Argentina y qué te trajo en particular acá?


F: Vine como residente por primera vez para hacer mi Doctorado, allá por el año 2010, un poquito antes, y fue básicamente para poder hacer el doctorado en el IB. Me había salido la beca del CONICET. Después me doctoré en 2014, volví a Brasil con una beca postdoctoral del CNPQ, que es más o menos el homólogo brasilero del CONICET, y me salió el ingreso a carrera en el CONICET en el año 2016. Volví a Bariloche con el cargo permanente y desde 2016 estoy acá.


CF: Con respecto a tu identidad de género, ¿cómo fue tu recorrido?


F: Fue bastante complejo, difícil. Yo desde muy chiquita me sentía una nena, sabía o lo sentía, lo viví de esa manera. Y tenía esa fantasía que tienen muchas infancias trans de que el cuerpo va a cambiar, de que eso se va a resolver, de que “bueno, nací con el cuerpo equivocado, la cigüeña se equivocó” y eso se va a resolver. Después con el paso del tiempo me di cuenta que eso no estaba bien, que no se permitía, que no podía hablar del tema. Creciendo como una niña trans totalmente invisibilizada, después en la adolescencia volví a pensar en serio en ese tema, me parecía una locura una transición de género y todo lo demás. Cuando tenía 14 años hablé con unas personas sobre eso pero me parecía una locura por la discriminación y la violencia que sufren las personas trans. Entonces medio que lo encajoné, dejé de pensar en eso, saqué de mi cabeza el tema y decidí vivir mi vida como un varón, con el género que se me había asignado al nacer. Después llegando a los 30 años eso me hizo mucho ruido, empecé a deprimirme y a sentirme muy mal. Tuve problemas para seguir cumpliendo el rol masculino, seguir viviendo como varón. Por fin entre 2014-2015 tomé la decisión de hacer una transición de género completa. En pocas palabras ese fue mi recorrido.


CF: ¿La situación en Brasil se trata más o menos como acá en Argentina?


F: Yo creo que sí, en algunos períodos un poco mejor, en otros un poco peor, pero yo creo que es más o menos equivalente a lo que es acá en términos de transfobia estructural, de ignorancia generalizada y profunda sobre el tema y básicamente que mucha gente cree que es una elección cuando no hay una elección, yo no elegí nacer con una identidad de género que no coincide con el género que me fue asignado. Yo jamás hubiera elegido nacer transgenero. Pero bueno algo pasó, y algo que debería ser sencillo, que se resuelve con una transición de género, se convierte en un monstruo en la cabeza de muchas personas y una cosa del otro mundo, cuando bueno, no es más que una transición de adecuar los roles y la apariencia del cuerpo a la identidad que tenemos.


CF: Recién mencionaste que cuando decidiste hacer la transición fue una “transición completa”, en ese sentido queremos preguntarte qué opinas de las cirugías de re-asignación de género y cómo se trabaja eso desde la comunidad travesti/trans.


F: Yo la transición la fui haciendo de a poco, la empecé ponele en 2014/2015, primero hice una transición parcial, las personas más cercanas lo sabían y me trataban en femenino, y fui empezando a cambiar mi cuerpo, muy de a poco. Pero en el trabajo, que fue el último ámbito donde hice pública mi transición, se convirtió en un tema público a nivel nacional e internacional, eso fue recién cuando pase por la cirugía, que fue el último paso de mi transición de género específicamente, porque la mayoría de las mujeres trans no se someten a una cirugía de re-asignación genital. Acá estoy hablando de vaginoplastia y cosas por el estilo. Es una cirugía muy compleja, hay pocos equipos de cirujanos que lo hacen, es algo muy especializado, es riesgoso, muchas personas no tienen el estado de salud como para someterse a esa cirugía y tampoco hay garantías del resultado, que una pueda tener sensibilidad o que pueda tener un orgasmo después de la cirugía y todo lo demás. Además la recuperación es muy complicada. La recuperación completa tarda entre 6 meses a 1 año. Es realmente un paso muy importante. Es una cirugía mayor con todos los riesgos que eso implica y los resultados pueden variar de persona a persona. Yo tuve muchísima suerte, me preparé mucho para la cirugía física y emocionalmente y fue un éxito rotundo.

CF: ¿El personal médico te trató siempre bien? ¿Sentiste alguna violencia por parte del equipo médico? Porque sabemos que muchas veces existen violencias hacia la comunidad travesti/trans, como también a las mujeres, en todo lo que tiene que ver con nuestros cuerpos y nuestra sexualidad.


F: El equipo médico fue espectacular. El problema que tuve fue que me trataban en masculino en el sanatorio. Yo aún no había hecho el cambio de DNI y la gente me trataba en masculino que es una situación bastante insólita porque estoy cambiando mi sexo literalmente, después de una cirugía que tiene una recuperación muy lenta, muy complicada. Estuve cinco días sin poder levantarme de la cama. Tuve mucho contacto con enfermeres, y mediques que me trataban en masculino. Es una situación de vulnerabilidad absoluta, estas con sonda, suero, antibióticos intravenosos, es vulnerabilidad absoluta. Tenes la vida en las manos de los y las profesionales de salud.

CF: ¿La cirugía te la hiciste en Argentina? ¿Qué tan difícil es acceder a las redes de mediques que hacen esta cirugía, si es que une va y la busca o hay que preguntar? ¿Cómo se maneja eso?


F: Sí, la cirugía la hice en Argentina, cubierta totalmente por mi obra social. Me operé en Buenos Aires en el Sanatorio de los Arcos y la verdad que fue espectacular, salvando ese detalle que no tenían protocolo para personas transgénero, pero más allá de eso, la atención fue espectacular. Fue una muy buena decisión y la verdad que el resultado de la cirugía superó mucho mis expectativas.


CF: ¿Pero vos llegaste y dijiste “Hola me quiero hacer esta cirugía” o contactaste antes a un equipo médico? O sea, ¿hay que hacer investigación del equipo médico o es abierto y fácil acceder?


F: Hay equipos médicos famosos en Argentina que se dedican a eso y yo ya venía con tratamiento hormonal también, con terapia especializada y planteé el tema de la cirugía, entonces ahí se hicieron las derivaciones médicas y todo lo demás.

CF: Volviendo al tema laboral y pensando en qué quiere decir ser una mujer trans en el ámbito científico, ¿sentís que tu transición cambió de alguna manera tu subjetividad a la hora de hacer ciencia?


F: Cambió totalmente, cambió todo. Cambió todas mis relaciones. Somos personas que hacemos ciencia y por lo tanto la ciencia está hecha por personas ¿no? Se puede invertir la ecuación, y tiene su subjetividad. Yo quiero decir una frase que me impactó mucho, que escuché hace unos años de una investigadora argentina y es que hacer ciencia es hacer política. Yo me quede con eso en la cabeza y después de mi transición de género llegue a la conclusión que hacer ciencia y sobrevivir en un área tan hostil es además un acto político de resistencia.


CF: Hermoso. Ya que estamos, para saber un poco más de tu trabajo, querés contarnos qué haces específicamente en el CAB y qué aplicaciones tiene tu trabajo.


F: Yo trabajo con aleaciones con efecto memoria y también tengo un proyecto de deformación plástica severa en metales. Son materiales no convencionales, temas que están en investigación y que pueden llevar a materiales novedosos, materiales inteligentes, las aleaciones con efecto memoria pueden tener aplicaciones en campos de alta tecnología, industria espacial, industria médica, etc. Porque lo que tienen es que pueden reemplazar un sistema sensor-actuador. O sea el mismo material puede funcionar como un sensor (de fuerza, carga o temperatura) y también puede reemplazar simultáneamente todo un sistema mecánico de actuador. Entonces puede ser muy atractivo por eso.


CF: Y ahí en el equipo de trabajo hay más mujeres, ¿cómo está formado?


F: Yo estoy en la división Física de Metales. Somos varias personas que no somos estrictamente heterosexuales pese a que en el pasado en varios grupos tuvimos algunas cuestiones con agresiones homofóbicas, transfobicas y demás. Pero por suerte es una división con muchas investigadoras y con mucha diversidad.


CF: ¿Cómo es el día a día en su trabajo, cómo es que generan estos materiales?, ¿hacen experimentos, simulaciones con la computadora?


F: De todo. Hacemos experimentos, ensayos mecánicos, hacemos observaciones en microscopio, tenemos dos microscopios electrónicos de transmisión para materiales. Y también hacemos simulaciones. Distintas personas se especializan en distintos métodos experimentales y fabricaciones de materiales, hay algunas aleaciones que las fabricamos ahí en el CAB y otras que son compradas. A veces hacemos una mezcla, compramos una pre-aleación y le agregamos algo más, trabajando con una base que es comercial.


CF: Hablando del ambiente de trabajo más general, no solo pensando en tu grupo, que hace un rato nos comentabas que hay muy pocas personas que no sean varones cis. ¿Cómo te llevás con eso ahora que pudiste realizar tu transición, es algo que en general es hostil? ¿Hubo redes en el camino que te ayuden a superar esa hostilidad que a veces generan algunos ambientes?


F: Yo creo que mi transición de género fue un choque para muchas personas, un choque contra el ethos del siglo XXI. Mucha gente no se imaginaba que algo así era posible, que algo así podría suceder. Como en ámbitos masculinizados, antes, estaban permitidas tácitamente las agresiones homofóbicas, las agresiones transfobicas, muchos comentarios misóginos. Y digo permitido tácitamente porque si nadie dice nada cuando escucha ese tipo de comentarios, es porque están permitidos. En los pasillos, en los almuerzos, reuniones de grupo, etc. Y después de diez años en ese ambiente caigo yo con una transición de género. Yo hice pública mi transición de género cuando tenía la aprobación de la cirugía, o sea, cuando fui a tramitar la licencia médica. Al final final final.


CF: O sea te venías bancando lo que un poco nos tenemos que bancar todes, pero más supongo llevando a cabo esa transición, tener que bancar estar escuchando las violencias que se escuchan a veces es fuerte.


F: Si, y eso re-configuró todas mis relaciones en el trabajo. Y ojo, eso pasa en muchos grupos, porque hay varias personas saliendo del clóset. Varias disidencias y diversidades. Eso genera situaciones sumamente complejas, con impactos directos en líneas de investigación en proyectos y demás. Porque personas que sufrieron agresiones homofóbicas y transfobicas, a lo largo de años de golpe aparecen con una pareja del mismo género, o en mi caso yo caí con una transición de género, pero bueno otres están en ese proceso y es muy complicado seguir trabajando con algunas personas cuando pasa algo así. Y eso es parte del precio que pagan las instituciones y los grupos de investigación por permitir tácitamente la discriminación. Insisto: si nadie dice nada es porque está permitido, si nadie interviene cuando hay una agresión homofóbica en el pasillo es porque está tácitamente permitido, y eso tiene un costo, el costo se mide en proyectos que se caen, en líneas de investigación que sufren, en personas que se van. Porque hay problemas de integración.


CF: Si, si, por incomodidad, porque no es inclusivo.


F: Si, nadie quiere estar ahí, a nadie le gusta la violencia, a nadie le gusta sufrir violencia. Entonces me parece que es importante decirlo e invitar a todas las personas del medio académico, que es nuestro ámbito, y principalmente a las jefas y los jefes de grupo a tener ese tipo de conducta o de establecer que no se permita más ese agresiones homofóbicas y transfobicas. Van a ver que los grupos van a funcionar mejor.

CF: Si, totalmente. En ese sentido, ¿tenés alguna referente en la ciencia, alguien en donde puedas proyectar tu futuro, tu carrera como mujer trans? ¿Existen referentes trans en ciencia?


F: Si, hay referentes. Yo quiero mencionar a dos personas. Una es una gran investigadora Argentina que es la Dra. Adriana Serquis, que también trabaja en el CAB. Y la menciono porque más allá de su trabajo como investigadora, es una persona muy involucrada en proyectos sociales. Y para mi, como yo entiendo la ciencia, ésta tiene que estar pensada para la sociedad, para nuestro pueblo. Yo creo que somos o deberíamos ser agentes de cambio, deberíamos concentrarnos en tratar de mejorar las condiciones de vida y los problemas de nuestro pueblo, desde el sistema científico. Si el sistema científico no está pensado para nuestro pueblo, tenemos un problema, en mi opinión. No podemos desconectar el sistema científico de nuestra sociedad, por eso menciono a Adriana Serquis. Y como referente trans sí, hay referentes trans en ciencia, en distintos países del mundo. Una persona que impactó en mi carrera positivamente fue el Dr. Ben Barres, de Estados Unidos, que fue un científico brillante en el área de neurociencia y que murió joven recientemente, a los 62 años. Yo lamentablemente no lo conocí. Varón trans y pasó por MIT, fue profesor en Stanford, hizo una carrera brillante con un montón de premios y reconocimientos. Yo estudié bastante su vida antes de empezar con mi transición. Él hizo su transición cerca de los 40 años y yo hice pública mi transición a los 39. Por eso logramos sobrevivir en el ambiente científico también. Lamentablemente hay una correlación entre años de estudio y la edad a la cual una persona trans hace pública su identidad de género. Cuanto más joven, menos años de estudio. Hay excepciones para personas muy jóvenes, o sea hay infancias trans que tienen total apoyo de la familia, que no es común, pero más allá de esas excepciones hay una correlación que es casi directa. Entonces para desarrollar una carrera y poder tener algo de éxito profesional, sigue siendo un requisito hacer una transición de género más adelante, después de la primaria, secundaria, después de la universidad. Lamentablemente sigue siendo así, viene cambiando de a poco, si buscamos vamos a encontrar excepciones pero hay que recordar que la única razón por la cual yo entre al CONICET y también es la única razón por la cual soy una investigadora trans visible, la primera visible en CONICET, es porque hice mi transición de género después. Primero ingresé y después hice mi transición. Es la única razón. Si hubiera hecho mi transición de género antes, no hubiera podido estudiar, no hubiera podido doctorarme, no hubiera podido aprobar todas las instancias de evaluación hasta ingresar a carrera. Por eso soy la primera.

CF: Como decías, tú transición tuvo mucha repercusión en los medios, ¿cómo lo tomaste?, ¿recibiste comentarios de apoyo, gente que está atravesando la misma situación que te haya contactado?


F: Sí. Yo en realidad no quería hacer una transición de género pública. Yo quería hacer una transición de género y seguir trabajando como si nada, perfil bajo, hay que recordar que una transición de género es algo sumamente estresante, yo me sentí muy vulnerable en ese proceso. No quería salir en los medios, para nada. De hecho desde antes de mi cirugía ya me pedían entrevistas y demás y yo decía que no. Quería seguir trabajando como si nada. Pero fui muy ingenua. Dije “bueno, hago una transición de género, vuelvo a trabajar como si nada”. Confieso que fui sumamente ingenua con eso. Fue tanta la violencia y la discriminación que me hicieron la vida imposible algunas personas, no todas, pero hubo hechos bastante complicados en el trabajo. Gente que se te ríe en la cara, que te apunta el dedo, se muere de risa, gente que te sigue llamando por el nombre anterior como si nada, incluso en documentos oficiales, en mails, tuve problemas para cambiar mi nombre en los sistemas. Ojo, eso después de haber sobrevivido a una cirugía completa de re-asignación de sexo y después de haber cambiado mi documento. La transfobia sigue igual, la transfobia va mucho más allá de los genitales y el documento. Un día me cansé y hablando con distintas personas y activistas sobre cómo podía reaccionar yo, me dijeron anda a la prensa. Y ahí salió la primera nota que fue en Agencia Presentes sobre mi transición, en un momento que yo estaba bastante enojada, tenía bastantes problemas en el trabajo, y esa nota tuvo muchísimo impacto y las cosas empezaron a mejorar. Empezaron a bajar las agresiones, algunas personas se sintieron expuestas y empezaron a pensar dos veces, y bueno, ahí dije “esto funciona”. El activismo es una forma de defensa, la visibilidad es una forma de defensa, o el orgullo para las personas de la diversidad, para las disidencias, es una respuesta política a la discriminación y al odio y funciona como forma de protección, entonces dije listo, de ahi en adelante empezaron a pasar varias cosas positivas. Gente que no lo tomaba en serio se dio cuenta que es en serio, algunos personajes nefastos se alejaron porque se dieron cuenta que pueden tener problemas legales bastante desagradables y bueno, ahí aparecieron muchas notas y me metí de lleno en el activismo, que era todo lo que yo no quería hacer. Y ahora acá estoy.

CF: Bueno, relacionado a la pregunta que te hicimos antes, ahora vos sos una referenta, no se si lo sabés, pero sos una referenta claramente, para un montón de gente que tal vez está atravesando una situación similar o que tiene dudas o que se esconde le sirve un montón esta visibilización. Es lo que decís vos, es transformador, el orgullo y el activismo es parte también de lo que hace cambiar las cosas y movernos.


F: Sí, hay que decirlo con todas las letras, lo que me llevó al activismo fue la discriminación, el odio y la violencia. Si no existiera la transfobia en el mundo yo no estaría acá, no hubieran salido notas y todo lo demás. El orgullo es una respuesta política y como persona trans yo me di cuenta que mi existencia es un acto político. El simple hecho de que yo exista es un acto político, yo sobrevivo, es un acto político de resistencia. Sobrevivir en el sentido biológico de la palabra. Porque tengo 40 años, ya estoy ahí en la expectativa de vida de las personas trans en nuestro país. Y más allá que hice mi transición de género después, estoy en el medio académico, estoy en un área que es sumamente violenta, sumamente transfóbica. Eso se refleja, por ejemplo, en mi evaluación, en mi solicitud de promoción del CONICET que fue denegada.


CF: Eso queríamos preguntarte, ¿cómo tomaron tu transición de género en el CONICET y en el CAB?


F: En el Balseiro específicamente de entrada hubo problemas, de ahí salió la primera nota en Agencia Presentes y después con el paso del tiempo fue mejorando, salió la comisión de género al año y todo lo demás. Yo creo que cursamos varios cambios muy positivos en el IB, hoy la situación para mujeres y diversidades es muy distinta a lo que era hace dos años. No estamos en una situación ideal pero mejoró muchisimo, muchisimo, eso hay que reconocerlo. En el CONICET primero fue muy buena la reacción, actualizaron mis datos sin ningún problema, yo presenté mi DNI, los cambiaron en el sistema sin ningún problema. Después sacaron una nota sobre mi transición de género que todavía está online, la pueden buscar en google. Y yo pensé que estaba todo bien, me daba orgullo pertenecer a esa institución de vanguardia en cuestiones de género en nuestro país, hasta que me llegó el resultado de mi solicitud de promoción en la carrera de investigadora. Porque yo soy Investigadora Asistente, que es la categoría más baja y presenté una solicitud para ascender a la segunda categoría que sería Investigadora Adjunta y cuando llegó el resultado de esta solicitud, que obviamente fue denegada, llegaron los documentos de la evaluación escritos en masculino, todos con mi nombre anterior, y la solicitud fue denegada sin ninguna explicación de las razones por las cuales fue denegada. Y acá, para la gente que no conoce cómo funciona el CONICET, hay tres instancias de evaluación: primero pasa por una comisión, después pasa por una junta y después llega al directorio que es quien firma la resolución. En ninguna de esas instancias se consideró relevante respetar mi identidad de género, en ninguna de esa instancias se consideró relevante respetar mi derecho humano a la identidad. ¿Cómo puede pasar algo así? Estamos hablando del estado nacional, agentes del estado nacional, en el ejercicio de sus funciones, en una evaluación oficial, violan sistemáticamente mi derecho humano a la identidad y terminan caracterizando la discriminación en el proceso evaluatorio porque fue denegado, en una evaluación claramente con vicios, sin justificar por qué fue denegado. Fue extremadamente violento. Y también hay que recordar que esto pasó en pleno 2020, estamos hablando de violaciones a derechos humanos, no estamos en dictadura, estamos en democracia y tenemos un estado de derecho y eso pasa igual. Fue tremendo. A nadie se le ocurrió que era importante garantizar mi derecho humano a la identidad. Si a una persona se le hubiera ocurrido que eso era relevante, no hubiera pasado. Y ahí fue cuando realmente cayó mi ficha y me di cuenta que hacer ciencia en el área en la que estoy, en Ingenierías, es un acto político de resistencia. Por toda la violencia, toda la discirminación, resistimos, yo resisto ahí.


CF: ¿Hubo algún tipo de rectificación, a pesar que ya está porque el daño está hecho, más allá que puedan pedir disculpas por haber usado pronombres masculinos, pero se hicieron cargo de alguna manera en el CONICET?, ¿cómo siguió la situación?


F: Ahora lo que hay es un recurso administrativo de reconsideración, que no es reparación, yo digo que es mitigación de daños. Me parece muy feo como registro histórico que eso quede o que sea resuelto fuera del CONICET, judicialmente o en otra instancia. Me parece importante que la misma institución tenga la posibilidad de arreglarlo, por una cuestión de responsabilidad histórica. Ojo, yo soy del CONICET, es mi consejo, mi institución, por ahora estoy esperando la tramitación del recurso administrativo dentro del CONICET.


CF: ¿Y dentro del CONICET hablaste con la comisión de género, si es que existe?


F: Dentro del CONICET hay órganos pero antes de profundizar el reclamo, de judicializarlo, yo estoy esperando el resultado del recurso administrativo.


CF: Bueno ojalá salga todo bien y se den cuenta de lo violento que fue.


F: Si, yo estuve muy mal, estuve dos meses muy mal con ese tema pero la respuesta es política, es más activismo, más visibilización.


CF: Pensando de vuelta en la resistencia, algo que siempre charlamos nostras es la importancia de generar redes y construir para cuando pasan estas cosas. ¿Qué rol juega por ejemplo la Comisión de Género del IB, qué rol jugas vos ahí, cómo tejen esas redes, esa experiencia?


F: La Comisión de Género está hace algunos meses, dentro de la Secretaría del Bienestar y estamos empezando a trabajar, somos 3 personas y yo formo parte. Tenemos mucho trabajo por hacer, una de las líneas principales de trabajo más difícil es mejorar la proporción de mujeres en nuestra institución. En el IB tenemos una proporción de mujeres muy baja, tanto de estudiantes como de docentes, es muy inferior al promedio nacional de Física e Ingeniería. El promedio nacional ya es bajo, y estamos por debajo de ese promedio. Eso es algo que el grupo de mujeres del CAB hace años que está haciendo trabajos para visibilizarlo y ahora estamos haciendo trabajos en la Comisión junto con otras personas también, pero es un problema estructural, sumamente complejo, que no empieza dentro de nuestra institución y tampoco termina dentro de nuestra institución. Nos atraviesa, es transversal, pero estamos trabajando en eso. Y también en cuestiones de diversidad y de convivencia de manera general, queremos mejorar el bienestar de nuestra comunidad.


CF: Como perspectivas, ¿qué te gustaría que cambien en el IB/CAB y en general en el ambiente científico en Argentina?, ¿qué cosas ves que todavía cuestan o que cuestan más para las personas trans o para las diversidades?


F: En el sistema científico yo creo que hay muchísimo negacionismo en relación a la discriminación. A nadie le gusta hablar de la discriminación, en el sistema científico nos gusta creer que nuestras evaluaciones y todos lo que hacemos es justo, está bien hecho y es equitativo. Pero hay varios estudios científicos, hay datos estadísticos de distintos países que muestran que no es así. La discriminación por género está generalizada en el sistema científico lamentablemente y no es una cuestión de opinión mía. Hay un montón de estudios y meta-estudios, o sea estudios que hacen un resumen o compilan datos de otros estudios, y llegan a la misma conclusión. Y mucha gente no lo quiere ver, no lo quiere aceptar, entonces, para mi, el primer paso para tener un sistema científico más inclusivo es empezar a ver esas cosas que no queremos ver, empezar a darnos cuenta que no es lo mismo si sos una mujer o si sos un varón, las oportunidades no son las mismas, las dificultades no son las mismas, los obstáculos que tenemos que superar no son los mismos y si sos una persona diversa visible es mucho peor. La diferencia es que hay pocos datos respecto a esta población, pero es claramente peor y tenemos todas las intersecciones, si sos una mujer y además de mujer si sos lesbiana, peor, más difícil, o si sos mujer y además de mujer sos trans. Explota, porque la transfobia es algo estructural en nuestra sociedad, el sistema científico también está atravesado por la transfobia y una de las manifestaciones de la transfobia es justamente en la invisibilización de nuestra identidad trans. Al no respetar nuestra identidad de género, al violar nuestro derecho humano al a identidad se está expresando o externalizando esa transfobia estructural. Eso es exactamente lo que me pasó en la evaluación y lo que lamentablemente le pasa a muchas personas trans.


CF: Una pregunta yendo ahora más a lo macro, a lo social, ¿cómo ves la situación de la comunidad trans en Bariloche o en Argentina, a raíz por ejemplo de la Ley de Identidad de Género y de los cupos laborales?¿sentís que mejoró algo?


F: La Ley de Identidad de Género argentina es espectacular, es una cosa increíble. El problema es que no se cumple totalmente. Se cumple en algunos ámbitos más, en otros menos, y en algunos ámbitos es ignorada. Entonces el tema no pasa por qué leyes tenemos, sino por cómo hacemos para que efectivamente se cumplan esas leyes. Lo mismo con las distintas leyes y los distintos decretos del cupo laboral trans que hay en varias ciudades, en provincias, en nación. Muchas veces no se cumplen y hay muchos ámbitos, por ejemplo en el sistema científico, donde hay muchísima resistencia a la aplicación del cupo laboral trans. Si no hay mecanismos efectivos para que realmente se apliquen esas leyes, para que no queden en letra muerta, eso no se va a aplicar. Es bueno que tengamos todas esas leyes pero hay que aplicarlas, ¿dónde está el cupo laboral trans en CONICET, en las becas, en el ingreso a carrera, en los cargos docentes de las universidades, vieron alguna vez alguna convocatoria para cupo laboral trans en alguna universidad? Capaz alguna sí lo tiene implementado, pero no es algo generalizado. ¿Dónde está el cupo laboral trans por ejemplo en la Comisión Nacional de Energía Atómica? También es Estado Nacional, como todos los organismos e instituciones del sistema científico, ¿por qué no la aplican? Falta que se apliquen efectivamente. Las leyes están. Hace poco se estuvo tramitando la ley de cupo trans en el Congreso para que no sea solamente un DNU, que firmó Alberto Fernandez en nación, pero para mi lo más importante es que realmente se apliquen las leyes que tenemos, que no quede en letra muerta.


CF: En ese sentido, ¿qué sentís que podemos hacer como comunidad (científica y social) para generar un ambiente más inclusivo para las personas trans?


F: Que nos paren de maltratar, que no nos maltraten más. No más agresiones. Somos personas. Acá tengo que decir algo obvio: las personas trans somos personas, la única diferencia es que por alguna razón, vaya a saber cual, hay un montón de teorías, por alguna razón no nos identificamos con el género que nos fue asignado cuando nacimos. No es ni más ni menos que eso. Todo ese maltrato, todas esas agresiones, la exclusión y la discriminación nos dejan afuera del sistema científico, porque para ingresar al sistema científico primero tenemos que pasar por la primaria, después la secundaria, después la universidad y ahí podés direccionar tu vida a la ciencia. Es tan fuerte y tan nefasta la transfobia en nuestra sociedad, que es estructural, que no llegamos. Pocas personas trans logramos llegar. Ojo, ahora cada vez hay más personas, por suerte, pero eso es lo que tiene que cambiar. Cuando la mayoría de las personas se den cuenta que las personas trans somos personas yo creo que la situación va a empezar a cambiar. Hay que recordar que nuestro colectivo tiene una expectativa de vida que va cerca de los 40 años, no mucho más que eso, aproximadamente, y es una condena a muerte, cuando la expectativa de vida de nuestra población general supera los 80 años la población trans tiene la mitad o menos de la mitad y eso no puede seguir así. No podemos seguir condenando personas a la muerte simplemente porque su identidad de género no coincide con el sexo que le fue asignado al nacer, eso no se justifica, eso tiene que cambiar, no podemos seguir condenando a las personas trans a una vida de exclusión, de violencia y a una muerte temprana.


CF: Para cerrar, ¿cómo te llevas vos con toda esta mediatización de tu caso en particular y con ser una voz más dentro del sistema científico y en particular una voz trans?


F: Yo rindo cuentas a las generaciones futuras. Yo en todo lo que hago pienso en el impacto que eso puede llegar a tener y con el objetivo, mi objetivo, de entregar a las generaciones futuras un mundo un poquito mejor del mundo que me tocó vivir. Entonces me gustaría, y el objetivo de mi activismo es, claramente avanzar en la sociedad, que avancemos y que tengamos para las próximas generaciones un ambiente y una vida un poco mejor, para todas las diversidades. Que tengan un mundo menos violento, que tengamos como disidencias, o como diversidades, existencias menos marcadas por la violencia. Y por supuesto, el activismo como dije es una respuesta politica, yo soy Investigadora Asistente por la transfobia, por la discriminación, por eso todavía soy Investigadora Asistente, pero soy investigadora Resistente en el sentido que es resistencia politica seguir en el área, seguir haciendo ciencia pese a toda la violencia y discriminación, es un acto politico de resistencia. Y yo voy a seguir, ese es el mensaje que me gustaría dejar, del orgullo como respuesta política al odio y la discriminación, y la resistencia también como respuesta política en ambientes que son muy hostiles. Yo creo que la resistencia puede llegar a ser revolucionaria y algo tenemos que haber aprendido con Nelson Mandela y tantas otras personas que nos dejaron ejemplos de resistencia en sus vidas.


CF: Muchas gracias Fran, creo que aprendimos mucho escuchándote.